jueves, 15 de octubre de 2009

Nota Diario Clarín, Suplemento Espectáculos, Sábado 10/10/2009




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Por Laura Gentile


Una niña con pelo enmarañado del que cuelgan estrellas. Otra, recostada, caída en un sueño profundo a punto de convertirse en flor. Una letra mágica (la famosa "plapla" de María Elena Walsh) que salta y baila entre los renglones. Un sapito que sueña ser árbol. En Cuentos animados, la actriz, Daniela Fiorentino narra historias y leyendas populares argentinas mientras que una artista plástica, Marcela Rapallo, realiza dibujos digitales en vivo con lápiz óptico, que proyecta sobre la pared.

El resultado es tan bello, tierno y gracioso que dan ganas de ver la obra varias veces.

"A mi me encanta dibujar -asegura, ni bien aparece en escena, la talentosa actriz y clown-, dibujo todo, a mi familia, las nubes, un arbolito, una casa, todo". Entonces propone realizar un viaje a través de su cuaderno de dibujos.

Detrás de ella, proyectado en la pared, un mundo gira y ella lo detendrá en cada futuro destino. "Vamos a ir al barrio de mi amiga Margarita, el charquito donde vive el sapo Tito -adelanta-, a Santiago del Estero..."

Cada relato está apuntalado, contrastado, potenciado por los dibujos de Marcela. Por ejemplo, mientras la actriz relata la historia de su amiga Margarita -cuyo pelo mide dos cuadras de largo y cuya familia se turna para peinarla-, las hebras de cabello crecen y se alargan debajo del peine que ella maneja. Como la realización es impecable todo fluye poéticamente. El efecto especial funciona y fascina a chicos y grandes.

A veces la actriz se mete dentro del dibujo, como cuando sus brazos se estiran formando las ramas del árbol. Otras, el dibujo se marca sobre su cuerpo como cuando le hacen una bicicleta. En ocasiones ella baila con la imagen. O le crecen alas de mariposa en la espalda.

Hay momentos preciosos, como el de Margarita en la noche con su pelo enmarañado que enreda las estrellas. O emocionantes, como el de la leyenda del Huiñaj, el árbol con las flores amarillas de las que caen lágrimas como pequeños ríos. Alegres y energizantes, como cuando aparece "La Plapla" de María Elena Walsh, una letra inventada, imposible y alocada.

Y hasta de miedo, como cuando conocemos a Liliana, una amiguita suya que no sabía compartir nada con nadie. Su historia nos lleva a un mundo de murciélagos, arañas, florcitas carnívoras. A un bosque donde hay una puerta blanca y una voz que la llama: "Ven Liliaaanaaaa, conoce tu futuuuro". Y el dibujo se va acercando hasta mostrar un espejo con anciana llorando. "No quiero que ése sea mi futuro, porque no tengo amigos", reflexiona Lilianita.

Y si Marcela Rapallo aporta belleza con cada una de sus imágenes, Daniela es graciosa, dúctil y muy lúcida para responder las acotaciones infantiles. Juntas son dinamita.«

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